EL HUMOR COMO CIENCIA
Entrevista a Carlín
Es uno de los principales analistas políticos a través de la caricatura, su humor sarcástico e irónico denuncia diariamente los abusos del poder y grafica muy bien los vericuetos de nuestra política local. Su estilo hiperrealista y una técnica depurada lo hacen inconfundible. Él es Carlos Tovar, el gran "Carlín".
Desde niño estuvo encandilado con la caricatura política, seguía a Guillermo Osorio (El Comercio), Julio Fairle (La Prensa) y las columnas del gran Sofocleto. Atento al boom de la historieta argentina, coleccionaba revistas de dibujo, diseño y caricatura que llegaban a las librerías de Lima de todas partes del mundo.
Ha publicado varios libros con sus caricaturas y excelentes manuales de dibujo. En el 2002 publica “Habla el Viejo” haciendo “hablar” a Marx confrontado con nuestra época. A contrapelo del “rational choice” imperante publica en el 2006 “Manifiesto del s. XXI”, una crítica marxista al capitalismo y a la vieja, pero cada vez más compleja y subyugante relación capital-trabajo, en donde propone su tesis de la reducción de la jornada laboral a 4 horas.
Ha ganado bienales artísticas y diversos reconocimientos por su trabajo. Él es, Carlos Tovar Samanez, “Carlín”, caricaturista, arquitecto, diseñador y ensayista. Nos recibió en su bien ordenado estudio rodeado de sus caricaturas y armado de sus ideas.
¿Cómo empieza tu trayectoria en la caricatura?
Yo entré como diagramador de la revista Marka (a mediados de los 70´s) junto con Eliseo Guzmán, y aunque fue muy esporádico, cada vez que se podía hacía una caricatura. Dejé de trabajar en Marka después del cierre de la revista y las deportaciones. Poco tiempo después entre como caricaturista a Monos y Monadas, en el año 1978, así que se puede decir que ése es el año en el que formalmente me inicio como caricaturista.
¿Qué te significó Monos y Monadas?
En Monos y Monadas hice la mayoría de amigos que tengo hoy en día. Fue más que una publicación, me encontré con Antonio Cisneros, Fedor Larco, Lorenzo Osores, Lucho Freire, Rafo León… Con Estuardo Núñez ya éramos amigos desde la Facultad de Arquitectura de la UNI y nos volvimos a juntar en la revista. A Juan Acevedo ya lo conocía, pero en Monos y Monadas nos hicimos amigos. Surgió una amistad con todo el Comité Divertido de Monos y Monadas y en general con todos ahí.
¿Y qué vino después de esa experiencia?
Luego vino El Idiota, en el que recalaron algunos de Monos y Monadas. El Idiota Ilustrado del cual fui impulsor. Tuve la oportunidad de trabajar unos años en publicidad (CAUSA), allí aprendí a diseñar por computadora y di el salto del papel a la pantalla. Mis dibujos los hago ahora en la pantalla. Posteriormente, en el 2002 toco las puertas de La República y asumo el reto de hacer una caricatura diaria (cosa que nunca había querido hacer antes).
Muchos consideran tus caricaturas casi como “editoriales” ¿Conversas los contenidos con el director? ¿Cuál es tu nivel de autonomía?
Antes consideraba eso de los “editoriales” como un halago, pero cuidado, yo no converso con nadie mis contenidos. Mi caricatura es totalmente independiente, no es la línea oficial del periódico, en todo caso es “mi editorial” y es totalmente autónomo. Nunca he tenido conflicto con el diario, aunque formalmente según el contrato La República se reserva el derecho de no publicar mi caricatura si es que alguna vez la consideran inadecuada, pero nunca ha ocurrido algo así, ni injerencia alguna tampoco. Si ocurriera algo así, me pondría “al filo de la navaja” pues significaría un conflicto con la línea del diario, pero no creo que ocurra eso.
¿Crees que los caricaturistas tienen hoy más libertad para expresarse?
Para los caricaturistas políticos ha habido un salto. Antes una caricatura política expresaba la línea del diario, un apéndice del editorial. Eso ha cambiado, no gracias a mí, necesariamente, sino a gentes como Heduardo Rodríguez que tienen más años sacando una caricatura política diaria y es reconocido como alguien que tiene su propia posición política expresada en sus caricaturas.
A propósito de algunas críticas en redes sociales sobre un par de caricaturas en donde incluyes a las hijas de Keiko Fujimori, u otra en donde muestras a la novia del Ministro de Defensa ¿Alguna vez tuviste que retractarte de alguna caricatura?
Nunca. En la caricatura de Keiko y los “papa noeles” las hijas no son el tema central, están ahí tangencialmente. En la del Ministro de Defensa la intención no es ofender sino poner de relieve una situación (amorosa) inapropiada y que el propio Ministro presentó mal. Hasta el Presidente lo criticó por mezclar el tema del amor y la caja fiscal.
Tienes un estilo cuajado y cultivado por muchos años. ¿Podríamos esperar un cambio o un giro en el estilo de tus caricaturas?
No creo. Yo cultivo un tipo de caricatura muy detallada, hiper-realista, complicada, con mucha exigencia y aunque no me facilita las cosas, es lo que he logrado en estos años. A veces envidio a los que tienen una caricatura con trazos más ligeros, sintéticos o abstractos, porque a veces no son laboriosos. Pero yo no creo que cambie, es mi línea y es donde me he ido encontrando a mí mismo, y a mis años ya es un poco difícil cambiar.
Claro que hay casos notables de cambios, como El Roto, humorista gráfico de El País (España) que antes era OPS, seudónimo con el que firmaba un tipo de dibujo más trabajado y de un humor más negro; ahora tiene un estilo minimalista totalmente distinto, otro tipo de humor y hasta otro nombre. Son casi dos personas distintas. El otro caso notable es el del historietista francés Jean Giraud (Moebius), a quien yo seguía cuando chico en una revista italiana (“Corriere dei Píccoli”) que llegaba a una librería en la calle Belén de Miraflores. Él publicaba una historieta de tipo western llamada “El Teniente Blueberry” y en los ochenta da un giro hacia la ciencia ficción, cambia totalmente de estilo haciéndose llamar Moebius y se hace más conocido incluso que antes.
Pero no creo que eso me pase. Si me pasara creo que también tendría que cambiar de nombre y publicar en otro medio.
¿Hasta qué punto ha influido en tu trabajo la arquitectura?
La arquitectura me ha servido mucho, sobre todo la ciencia de la perspectiva. Como digo en mi libro “Técnica del dibujo y de la caricatura” (Contra Cultura, 2015, segunda edición) el fundamento del dibujo de humor es la ciencia de la perspectiva, que es el mismo fundamento del dibujo arquitectónico. Yo desde hace unos años trato de usar más la perspectiva para estructurar mejor el espacio mediante los puntos de fuga. Cuando yo reviso mis primeras caricaturas de La República noto que mis dibujos no usaban puntos de fuga ni se estructuraban las escenas, ni el espacio. Poco a poco empecé a usar los puntos de fuga para estructurar las escenas y los personajes, hasta que se ha vuelto una obsesión en mí. Estas herramientas me han permitido dominar el espacio y estructurar escenas de manera más sólida, también me ha influido la fotografía periodística, pues se usa el lente gran angular para abarcar más espacios y me he dado cuenta que eso le da mayor dinamismo a las escenas.
¿Utilizas fotos en tu caricatura?
No necesito usar fotos, yo trazo mis puntos de fuga, de acuerdo a la escena que quiero hacer y ubico a los personajes ahí. Pero si requiero documentación fotográfica de cualquier tipo (personajes, espacios u objetos) los encuentro en el Google. Pero antes, en mi época de Monos y Monadas, por ejemplo, esta documentación no la podías tener en la cabeza, si necesitaba dibujar una grúa, un personaje político, un mototaxi, o un volquete tenía que recurrir a los recortes. Yo me pasaba los días recortando revistas y archivando imágenes en “archivadores de acordeón”. Tenía como 20 archivadores de acordeón llenos, tenía que buscar las fotos de los personajes de la caricatura, los objetos, las escenas, etc. Incluso si tenía que poner alguna referencia a una película, pues no quedaba otra que alquilar un VHS. Era la única manera de conseguir las fotos de películas.
¿Cómo fue tu transición del papel a la pantalla? ¿Cómo asumiste la tecnología en tu trabajo?
Es compleja esa transición. Cuando ingresé a La República ya trabajaba con una tableta Wacom de diseño, la que es “ciega”. Ahora hay más acceso y más avanzadas. Yo primero dibujaba tradicionalmente en papel, boceto a lápiz y tinta china, digitalizaba el dibujo con un scanner y luego usaba la tableta para colorear. No podía controlar el trazo en esta tableta “ciega”, a pesar que sé que sí se podía. Después de un tiempo adquirí la tableta Wacom Cintiq (que la tengo más de 10 años), que es donde trabajo ahora, sin embargo, me tomó algunos meses adaptarme. Me tomó un tiempo tomar el valor de dibujar directamente en la pantalla, seguía usándola solamente para colorear ya que tenía miedo que no me saliera el trazo y las caricaturas no salieran a tiempo. Hasta que me dije: “No, esto es el colmo. Ya tengo varios meses con la pantalla. Por qué no la uso”. Así que me decidí, pero estaba muerto de miedo, sentía que el trazo era ingobernable, además el lapicero de la pantalla no es preciso, terminé el dibujo sudando y lo envié al periódico sintiendo que no estaba bien hecho. Al día siguiente, volví a ver la caricatura y me di cuenta que no había ninguna diferencia, que estaba bien y que ya había logrado la transición.
Ahora, hay que saber manejar la pantalla porque no es tan preciso el trazo, pero hay herramientas como el zoom, que me permiten hacer detalles más precisos, pero como la caricatura es pequeña entonces los trazos van bien y no se notan en el dibujo final. Yo las dibujo en grande y al reducirla los defectos no se notan, no es como dibujar una caratula de Monos y Monadas que sí requiere más detalle.
Igual se extraña un poco el trazo en el papel. Siempre es más agradable el papel que dibujar sobre una mica. Sin embargo, en la parte del bosquejo hay una función de dibujar y es casi como tener un papel.
Cuando tus caricaturas se publican están rodeadas de artículos de análisis político. Hay un contraste entre textos y caricaturas, sin embargo, muchos consideramos que son tus caricaturas las que mejor explican la coyuntura o un proceso político…
Yo reclamo para el caricaturista el mismo status que un columnista y que un analista político. Nuestras caricaturas son a su modo una columna política. Lo único que nos diferencia es el medio para expresarnos, nosotros lo hacemos mediante el dibujo y los otros con un texto. Debo decir, que tengo la ventaja de leer los análisis de los demás columnistas para nutrirme y poder realizar mi trabajo. Así mismo, hay que desarrollar el humor para poder tener un trabajo de más fino y la síntesis sea buena.
Yo noto que le he dado un sesgo más político a mis caricaturas que quizás otros colegas, mientras en el caso del Ministro de Defensa, por ejemplo, algunos se burlaron de él por el tema del amor y Cupido, yo quise relevar en mi caricatura que él estaba sacando su “romántico” dinero de la caja fiscal. Que él tipo tenga un amorío no nos interesa a nadie, el tema está en el uso inadecuado de los recursos públicos.
¿De dónde se nutre tu humor?
Como ya dije, del humor gráfico de otros, también de la comedia, soy fanático de la buena comedia en el cine y la televisión. Otra fuente es la comedia en la literatura, desde El Quijote hasta Borges.
¿Y el humor popular?
Bueno, trato de asimilarlo, de conocerlo y “ponerme a tono” con su parte positiva, pero no me gustan para nada su racismo, homofobia y sus prejuicios.
Eres un hombre de izquierda y que se reclama marxista. ¿Fuiste militante de izquierda?
Sí, he militado en un partido de izquierda. En mi juventud una buena cantidad de años, empecé en Vanguardia Revolucionaria de orientación castrista, aunque después tuvo una corriente trotskista. Pero después el partido se fue dividiendo hasta que me aburrí y me salí. Ya no volví a militar después, ni en el PUM, aunque he tenido ciertas simpatías por los partidos de izquierda y apoyé algunas campañas, no volví a ser militante.
Yo diseñé, de un día para otro y por pedido de Gustavo Riofrío, el logo de Izquierda Unida, la banderita… y otros logos para procesos y movilizaciones sociales.
¿Cómo vez el actual proceso de la izquierda?
Puedo decir que varias cosas de las que han pasado y están pasando las veía venir. Yo conversé con Verónika Mendoza mucho antes de que fuera candidata, en casa de una amiga común, y le dije que ella debería ser la candidata de la izquierda y la que más posibilidades tiene, que con ella la izquierda podía sacar un 20% porque ése es el porcentaje del electorado que se ubica a la izquierda, y eso lo cotejé con cifras de las encuestadoras a las que tuve acceso. Había todo un filón de descontentos que estaba buscando una candidatura que pudiera expresar ese descontento.
¿Pero por qué pensabas que ella podía ser esa candidata? También había otros líderes en el juego.
Bueno ¿Otros líderes? Primero, porque tenía que ser una persona de una generación nueva, porque mi generación cumplió un ciclo, aunque tiene que aportar mucho ahora, pero ya no como protagonistas, sino, acompañando el proceso. Entonces, sin ánimos de pontificar sobre “los jóvenes”, creo que en este caso sí era necesario un rostro joven que sintonizara, además, con las movilizaciones que se dieron contra la “Ley Pulpín” llevadas a cabo por jóvenes no sindicalizados. Segundo, tenía que ser una mujer, y esto se lo comenté recuerdo a Virginia Vargas. Porque tenemos que expresar lo nuevo y una de las reivindicaciones actuales más importantes son los derechos de la mujer, en todo el mundo. Finalmente, una serie de cualidades personales que le reconozco a Verónika desde que fue congresista a pesar de ser joven.
Al comienzo no todos pensaron como tú.
Al empezar la campaña, cuando Verónika tenía 2%, recuerdo que envíe un correo a un grupo de compañeros artistas que estábamos apoyando la campaña, y les dije “tranquilos en marzo va empezar a subir” y vamos a sacar 20%. Bueno, no sacó ese porcentaje, pero casi. Porque la experiencia de las campañas anteriores nos dice que los primeros meses de una campaña no dicen mucho, y los que van primeros tienden a caer. También creo que, Guzmán y Acuña, si no se los bajaban, hubieran caído porque no tienen las capacidades necesarias. Por eso creo, que no es verdad que Verónika llegó hasta ahí porque cayeron (o se los bajaron) Acuña y Guzmán. Ella expresaba una candidatura sólida, con reivindicaciones claras y reflejaba las demandas de todo el Sur para empezar. No era porque tenía mucha plata o era dueña de una universidad, ni producto del marketing ligada a grupos de poder. Era una candidatura sólida y de todas maneras iba a sacar el porcentaje que sacó.
¿Y cómo ves ahora el futuro de la izquierda mirando lo que está pasando en estos momentos?
Estamos en un bache y era previsible. Tierra y Libertad no se iba a disolver en el Frente Amplio, era ingenuo pensar que eso iba a ocurrir, y tampoco se les podía exigir tal cosa. Y este impasse solo se puede resolver consiguiendo otra inscripción, dicho sea de paso, es abusivo y escandaloso que los apristas (apoyados por sus aliados) hayan ido subiendo la vaya electoral para bloquear el paso directamente a la izquierda y “cerrar el club”, es un secuestro del sistema político y que no se ve en ninguna parte del mundo. Y no la van a bajar, porque no les conviene porque ya están adentro. Habrá que conseguir una inscripción y superar esta limitación.
Te reclamas marxista en una época en la que el marxismo tiene “mala prensa”, hasta los propios académicos prestan atención a otros enfoques ¿Por qué persistir en el marxismo?
Porque Marx es más vigente hoy que cuando estaba vivo. El capitalismo se está comportando hoy como Marx lo describe en El Capital y ésa es la razón de su vigencia. El instrumento analítico que Marx forjó es tan poderoso que proyectó una luz sobre la Historia 150 años más adelante. Que la Academia lo haya dejado de lado porque cayó el muro de Berlín y se le echó la culpa a Marx de varios accidentes de la Historia, es irrelevante, lo importante es que el marxismo sigue vigente como instrumento de análisis y de cambio.
¿Es por eso que hiciste “hablar a Marx” en uno de tus libros?
Sí, porque después del ataque del 11 de septiembre del 2001 se evidencia el fin del ciclo optimista del neoliberalismo. Arranca una tremenda crisis económica global y se acaba el discurso del “fin de la historia” (Fukuyama), del “paraíso capitalista global” que sostenían algunos “futurólogos” (Toffler, Druker). Así como la caída del muro de Berlín significó el fin del “socialismo realmente existente” (que en el fondo no era socialista) la caída de las torres gemelas significó la bancarrota del neoliberalismo como opción de bienestar y se abre un ciclo de crisis y violencia. Acontecimientos así, abren un ciclo y cierran otro.
Yo desde la caída del muro de Berlín empecé a releer a Marx, en lugar de abandonar el marxismo como hicieron otros, yo regresé a las fuentes para reaprender. La gente de mi generación no hizo eso, “los jalaron en el examen y en lugar de volver a estudiar, tiraron los libros a la basura”. Ni Marx, ni Engels fracasaron, los que fallaron fueron los que trataron de seguirlos.
¿Tiene fallas el marxismo?
¡Muchas! Pero el núcleo central de la teoría marxista está vigente. Lo dice el propio Marx en el prólogo de su célebre “Contribución a la crítica de la economía política”, en dos páginas describe su gran aporte: el Materialismo Histórico, y eso, sigue totalmente vigente, aunque la Academia lo haya ignorado y archivado. Otro aporte fundamental es su doctrina económica planteada en El Capital. Cuando expone la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, que está en el tomo III de El Capital, nos dice que “esta ley, que parece sencilla, es el misterio alrededor del cual ha venido girando la economía política desde Adam Smith”. Esos dos son los dos grandes aportes del marxismo que siguen vigentes, todo lo demás, se podría botar a la basura.
Hay otros que han traído a Marx de regreso, “Marx en el Soho” de Howard Zinn, reivindicando a un Karl Marx más humano y alejado de la versión oficial de la URSS, o “Espectros de Marx” de Jaques Derrida entre otras, pero más bien se alejan del materialismo histórico porque lo consideran rígido…
No conozco “Marx en el Soho”. Más bien leí “Conversaciones con Marx” de un autor francés y me decepcionó ya que Marx no dice cosas nuevas, solo es un cúmulo de citas de Marx. Luego hay una película fallida llamada “Marx Reloaded”, que son entrevistas a intelectuales que hablan de Marx y no están los que debieran estar: Marshall Berman, David Harvey, Terry Eagleton, Eric Hobsbawm (que aún estaba vivo), entrevistan a una serie de tipos que ni siquiera son marxistas, como este payaso que está muy de moda Slavoj Zizek.
El célebre ensayo “El derecho a la pereza” de Paul Lafargue proponía liberar el tiempo de la explotación por el trabajo. Hoy existen las condiciones para poder hacerlo y tienes una propuesta de reducción de la jornada laboral a 4 horas ¿Cómo llegaste a esa conclusión?
Releyendo a Marx identifico que la tasa decreciente de ganancia es la ruta para identificar la principal contradicción, que es finalmente, la reducción de la jornada de trabajo. Y releyendo El Capital (sobre todo tomos I y III) así como revisando la historia de las luchas de Marx, Engels y el movimiento obrero de su época, está claro que lo principal era la reducción de la jornada laboral. Primero por las 12 horas, luego 10 horas y después por las 8 horas de trabajo. En el Primer congreso de la Internacional (1866) ya se estaba la reducción del trabajo a 8 horas. Y esto lo han olvidado los marxistas, olvidaron que el proletariado se movilizaba concretamente por la reducción de su jornada laboral. Y hoy en día es igual, los proletarios (sean trabajadores manuales e intelectuales) nos vamos a movilizar por una reivindicación concreta como la reducción de las horas de trabajo y beneficios reales. En esa lucha concreta y real, es que los proletarios pueden adherir a la hipótesis comunista y te proyectas más allá. Es vital vincularnos al movimiento real.
En 2002 planteo la reducción de la jornada laboral a 4 horas en mi libro “Habla el Viejo” (que ya va por la segunda edición y para tristeza de Aldo Mariátegui que dice que mis libros no se venden), pero mi modesto aporte es que esta medida, permite estabilizar la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Permite resolver la gran crisis mundial del capitalismo.
Pero esta propuesta ni siquiera se debate en las izquierdas y los gobiernos neoliberales jamás la implementarán…
Efectivamente, pero tenemos que proponerla nosotros, la ciudadanía, ir más allá, igual que pasó con las 8 horas, proponer y luchar. La revolución bolchevique aceptó las 8 horas de trabajo y dos años después el mundo capitalista tuvo que aceptarlo también, luego de décadas de luchas y sacrificios. Por eso, me apena que las centrales sindicales no tengan este debate, yo mismo he ido a dar charlas sobre este tema a los sindicatos. Y ahora que estoy en el Sindicato Unitario de Trabajadores del Periodismo y la Comunicación Social del Perú (SUTPECOS) pude ir a la Asamblea de la CGTP y presentar una moción para que la CGTP eleve la propuesta de las 4 horas a las instancias del sindicalismo internacional y se incorpore en su plataforma de lucha.
Esta creo, es la única salida que podría revertir la derrota sindical a nivel mundial, porque el sindicalismo internacional se debate en una larga crisis. 30 años en los que el neoliberalismo le ha arrebatado más y más derechos a los trabajadores. Estamos en constante retirada y la mejor defensa, es el ataque. Ya no estar llorando para que nos quiten la estabilidad laboral, el seguro social, etc, sino, vamos a exigir que, después de muchos años de bonanza y aumento de la productividad, ahora es necesario trabajar mucho menos, y que esas horas liberadas sean para otros trabajadores en situación de desempleo. Todo esto lo planteo en “Manifiesto del Siglo XXI” y en diversos videos que produje, en entrevistas que me hicieron, incluso puse mi talento grafico en esa dirección.
Te digo una palabra y me dices lo que te venga a la mente.
Fidel:
Un gigante, con sus errores, pero un gigante.
Aldo Mariátegui:
Agente encubierto del comunismo en la ultraderecha
Arte:
Liberación del ser humano
Frente Amplio:
El arrebato de un sueño, de un nombre de muchos por unos pocos
Amor y ternura:
La felicidad
Fútbol:
Leo Messi
Música:
Jazz, Billie Holiday, música clásica
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Fuente: Revista OJO ZURDO N° 3