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Llegó la luz

Publicado: 2018-01-12


Apagaron las luces de la plaza para que no se vieran las miles y miles de personas que se movilizaban repudiando a PPK y su indulto asqueroso. Para que no se viera el paro agrario de nuestros hermanos campesinos, para que no se viera el hartazgo del pueblo al gritar “¡Que se vayan todos!”, para que no se viera que las izquierdas deponen sus diferencias y se juntan en un Comando Unitario de Lucha, para que no se vieran las denuncias constitucionales a representantes del gobierno y para que no se vieran el dolor y rabia de los familiares de las víctimas del fujimorismo, que son finalmente, las antorchas de dignidad que el pueblo peruano tiene para restablecer la luz.

TERROR NUESTRO DE CADA DÍA

Soy de la generación que jugaba y estudiaba entre apagones y coches-bomba. No había cable, ni internet y cuando se escuchaba el escalofriante ¡Boom! sabíamos que lo próximo eran las penumbras, luego sonaba el traqueteo de armas automáticas y la noche se sobresaltaba con intermitentes tiroteos. Mientras a vela terminábamos la tarea, estábamos a merced de las emisoras de radio la mayoría de ellas manejadas por el fujimorismo. El terror de Sendero Luminoso tenía cercado al país y a Lima en particular, entre tinieblas cometían sus asesinatos, soltaban ráfagas a quemarropa contra policías en la puerta de un banco, en una comisaría o ejecuciones a algún opositor, se daba todo esto entre las tinieblas que provocaba la voladura de una torre de alta tensión. Dejarnos a oscuras era parte de su estrategia de terror. No sabíamos qué macabras acciones estarían realizando amparados en la cobarde penumbra.

La oscuridad servía no solo para infundirnos miedo y paralizarnos, servía, además, para ocultar que había gente valiente enfrentándose al terrorismo en diversos frentes. La Marcha por la paz que involucró a las izquierdas de esos años era también una respuesta a los asesinatos que perpetraba Sendero Luminoso contra dirigentes y autoridades de izquierda en las regiones del país. De alguna forma, el Perú entero había tomado conciencia que más allá de nuestras diferencias, era necesario superar juntos esa oscura época. Empezamos a entender el valor de la Democracia y el Estado de derecho, reglas mínimas de juego que evitarían que nos matemos unos a otros. Duras lecciones que se dieron entre bombazos, ejecuciones y grupos paramilitares como Colina.

El fujimorismo fue la respuesta al terrorismo, pero fue igualmente brutal y aterradora. Ambos se convirtieron en las caras de una misma moneda y a ambas formas de terror no les importaba mantener un sistema democrático. No nos imaginábamos que las penumbras de Sendero Luminoso también serían aprovechadas por una banda delincuencial que había infiltrado el Poder Ejecutivo, el Legislativo, el Poder Judicial y las Fuerzas Armadas. Gracias a las tinieblas del terrorismo otro terrorismo se estaba incubando, uno que hizo su primer acto aberrante el 5 de abril de 1992.

Mientras tanto, cuando terminaban los tiroteos en nuestras oscuras calles, al rato llegaba la luz, sabíamos que eso significaba que las fuerzas que nos defendían habían ganado, que valientes operadores eléctricos estaban arriesgando sus vidas para que la ciudad tuviera luz de nuevo, para que nuestras vidas no se paralizaran. Los niños, como ignorando el peligro o a pesar de él, salíamos a las puertas y gritábamos “¡Llegó la luz!”, como anunciando que venceríamos al terror.

Para fines del año 2000, ambos tipos de terror fueron derrotados por TODOS los peruanos. Vencimos al terror que tenía por combustible el odio de clase y una delirante ideología política. Y vencimos también al terror que tenía como objetivo instalarse perpetuamente en el poder y saquear al Estado coludiéndose con el narcotráfico y otras formas de crimen. Sin embargo, no fuimos probablemente lo suficientemente firmes para desterrar 100% al terror fujimorista. Como una criatura reptiliana le volvieron a crecer las garras, la cola y poco a poco se convirtió en el terrible saurio que es ahora.

PPK LOVE GODZILLA

El gobierno de PPK se ha fujimorizado, siempre llevó dentro de sí el ADN fujimorista de la Constitución del 93, no pudo controlarse y le ganó su lado rastrero. Ya no se puede avanzar como país mientras mantengamos esa Constitución que es la carta que ha otorgado permiso a los grandes poderes para saquear y desmoralizar al Perú. PPK ama al viejo saurio, su lengua bífida homologa democracia con economía de mercado, crítica la represión en Venezuela y reprime ferozmente a quienes marchan en el Perú contra su gobierno. Su gobierno es una esquelética lagartija que se pavonea frívolamente entre el Dakar y la visita del Papa, que escupe “reconciliación” como la baba de un dragón de Comódo y abre las jaulas del Jurássic Park más abominable de la historia del Perú.

Su “gabinete de la reconciliación” es una capitulación ante el asedio del Godzilla fujimorista, más allá, el viejo saurio aprista espera lanzar su zarpazo y meterle diente a lo que le corresponde en medio de expulsiones y nuevos ministerios. Y aturdidos aún por la algazara de este concilio de reptiles y viejos saurios, los jefes negocian la impunidad. Le meten un colazo a Concepción Carhuancho, le gruñen al fiscal José Pérez y a quien ose investigar el serpentario de Odebrecht.

Y, sin embargo, se avizora también un caminito, una pequeña ruta por la que podemos llegar a destronar a los viejos saurios. Sabemos que les encanta la penumbra fría porque ahí están los “negociazos y faenones”, odian la transparencia y tienen afilados sus dientes de troll para quien los investigue o señale.

Por eso, lo que corresponde es dejar la vieja costumbre de autodenominarse los “verdaderos”, lo “puros” y descalificar a todos, hoy necesitamos de todos para vencer a Godzilla y su renacuajo.

La noche del 11 en la Plaza dos de mayo quienes cortaron la luz terminaron representando el triste papel que alguna vez jugó el terrorismo, ocultadores del brillo de la verdad, no pudieron evitar que el Perú entero se manifestara en todas las regiones, no pudieron ocultar que las marchas fueron creciendo exponencialmente, Y no podrán ocultar a los nuevos niños gritando indignados: “¡Llegó la luz!”. Y será la luz que freirá de una vez por todas a los fujisaurios.


FUENTE: www.diariouno.pe


Escrito por

Jorge Millones

Trovador y productor. Aficionado a la filosofía y las ciencias sociales.


Publicado en

Cascabel: Textos, imágenes y sonidos para el cambio.

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