El Cusco no es solo Machu Picchu, la “gallina de los huevos de oro” de un turismo que bien podríamos llamar “extractivista”; es también la tierra de los forjadores de la peruanidad como Túpac Amaru y Micaela Bastidas, de pioneras como Clorinda Matto, de músicos como Armando Guevara Ochoa, Ricardo Castro Pinto, Pablo Ojeda, de poetas como el Cholo Nieto, Raúl Brozovich, Gustavo Pérez Ocampo y muchos nombres más. Hoy el Qosqo, la llaqta, experimenta también la indignación ciudadana producto del ilegal indulto a Alberto Fujimori.

Sus hermosas calles y plazas, casi siempre apacibles, contrastan con las movilizaciones, las consignas y las largas filas de organizaciones y colectivos que “arruinan” el paseo a algunos gringos. Pero otros turistas se suman a las marchas y las acompañan unos minutos, gentes de todas partes del mundo que se pronuncian en contra del indulto porque, según dicen, “human rights must be respected”. 

Igual que en los noventa, son los colectivos juveniles y otras organizaciones (gremios, partidos, etc.) quienes manifiestan más claramente su indignación. Aquí no cabe el sonsonete de “Pulpín tú no viviste esos años”. Pues, al lado de los jóvenes cusqueños de hoy están los “jóvenes” de aquellos años noventa que en su momento también lucharon contra el fujimorismo. Y otra vez el fujimorismo reedita la “virtud” de unir en una sola lucha a una gran diversidad de grupos y gentes.

Hace poco un grupo de jóvenes tumbó un muro aledaño al aeropuerto, fueron capturados y luego liberados. Fueron reprobados por todos los medios y gran parte de la sociedad. Ojalá la permisividad y la indiferencia frente a la corrupción, la impunidad y la injusticia generara la misma indignación que la caída de un muro.

A veces es necesario bloquear el tráfico para desbloquear el futuro.

Fuente: http://larepublica.pe/politica/1168452-cusco-indignado