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EL CAPITAL

INCÓMODO LEGADO

Un 14 de septiembre hace 150 años se publicó El capital. Crítica de la economía política (en alemán, Das Kapital - Kritik der politischen Ökonomie), de Karl Marx. Evocamos la trascendencia de esta obra en el pensamiento económico y político a lo largo de la Historia y de nuestra pequeña historia también.

Publicado: 2017-09-17

ENCUENTRO CON UN LIBRO 

Cuando ingresé a la Escuela de Filosofía en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos tenía muchas expectativas respecto al marxismo, sin ser marxista. Quería conocer aquel pensamiento que tanto había influido en el siglo XX pues en su nombre se habían inspirado procesos de liberación en todo el mundo y terribles procesos totalitarios y hasta terroristas. Entonces, lo obvio era acudir a las fuentes, leer al propio Marx, investigar su obra, examinar las influencias que tuvo, ver cómo y por qué influyó en otros autores y procesos históricos desde finales del siglo XIX y todo el siglo XX.

Lamentablemente, en los años noventa y en San Marcos poco espacio había para esos afanes. La dictadura fujimorista había intervenido la Universidad Pública con una “Comisión Reorganizadora” y con un destacamento del Ejército que ocupó la Universidad por muchos años.

Era increíble, pasamos de un materialismo dialéctico de añejos manuales a la novísima doctrina neoliberal, pero también de manuales. Las clases de filosofía fueron sustituidas por aburridísimos vídeos de autoayuda y “emprendedurismo” del expositor mexicano Miguel Ángel Cornejo que nos contaba las bondades de la des-regulación y la inexorable globalización neoliberal. La intervención fujimorista de la Universidad Pública nos estaba condenando a la mediocridad académica y a una bien regada ignorancia. A pesar del maltrato que sufrieron muchos grandes profesores como Juan Abugattás o David Sobrevilla, que terminaron fuera de San Marcos, logramos acceder y estudiar la teoría de Karl Marx gracias a las excelentes clases de los profesores Raymundo Prado y José Carlos Ballón. Pero no fueron suficientes dadas las condiciones de aquellos años.

Muchos tuvimos que organizarnos y fuera de clases se armaron un sinfín de círculos de estudios sobre el tema. Pero la mayoría tenía el sesgo doctrinal de los viejos partidos de izquierda, no había una lectura más académica de la obra del filósofo alemán. Incluso, un colectivo de liberales de la Facultad de Economía llamado Círculo de Estudios Von Mises, tenía también su taller marxista. En fin, poco a poco logramos acceder a su material, primero sus escritos de juventud Los Manuscritos Económico-Filosóficos de 1844, luego El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte y otros más, pero, su obra central, El Capital, era inconseguible. La mayoría se había desecho de ese tipo de literatura y había (aún hay) un estigma contra todo libro que aludiera a Marx o a la izquierda gracias al baño de sangre que nos había dejado el terrorismo. 

Pero casi por casualidad, en un remate de garaje entre San Marcos y la PUCP encontré a un señor que estaba rematando su biblioteca, me llamó mucho la atención y entre la ruma de libros encontré El Capital. Una vieja edición argentina de editorial Cártago de 1973 traducida por Floreal Mazia. Con el paso de los años me compré mejores ediciones, pero le guardo cariño a esa porque fue la primera y conseguir libros en aquel tiempo era muy difícil.

Su lectura fue árida, me di cuenta que había que tener una preparación previa y combinada en economía, filosofía e historia. Pude conseguir también (aunque muy mal fotocopiado) el libro previo que explica mucho de El Capital y que sería sus fundamentos, Los Grundrisse, justamente los borradores previos a su gran obra.

EL DEDO EN LA LLAGA 

Zambullirse en El Capital es descubrir científica y racionalmente los fundamentos de un orden absolutamente injusto y perverso: El Capitalismo. Conceptos como acumulación originaria, plusvalía, fetichismo de la mercancía, el rol del trabajo, el rol encubridor de la ideología, la historia y la función del dinero entre muchos conceptos más, nos revelan, capa por capa, cómo se ha organizado la sociedad en que vivimos. Y no es solamente un libro (hablamos del primer tomo) analítico, es también un llamado a la acción, a reaccionar frente a la descomunal e injusta forma de someter a multitudes de trabajadores generación tras generación. Si el Manifiesto Comunista es un programa para la emancipación del proletariado mundial, El Capital es la fundamentación analítica de ese llamado.

Incluso sus adversarios liberales y neoliberales leyeron escrupulosamente esta gran obra antes de criticarla reconociendo su altura intelectual: Isaiah Berlín, Karl Popper, Friedrich von Hayek entre otros. Desde el lado izquierdo el filósofo estructuralista francés Louis Althousser publicó una guía mundialmente famosa “Para leer El Capital” que formó a muchos intelectuales en el siglo pasado; entrando el siglo XXI y a contrapelo de la sentencia de Fukuyama del “fin de la Historia” se publica, sorteando las sombras posmodernas “Espectros de Marx” de Jacques Derrida, que presenta el balance de un Marx deconstruido y una crítica que pone énfasis en las crisis y rupturas que estaba causando el neoliberalismo en esos años.

Cada vez que el nuevo capitalismo neoliberal ha pasado por una crisis muchos han vuelto a mirar a El Capital como texto de consulta o como el enemigo que acecha para derribar todo lo que el neoliberalismo global ha construido en estas cuatro décadas. La última gran clarinada desde una teoría crítica marxista la da el economista Thomas Piketty con un rotundo análisis sobre la abismal desigualdad en el capitalismo contemporáneo, “El Capital en el siglo XXI”, se convirtió en su obra cumbre y fue un éxito de ventas. Lo cual demuestra que después de la gran grieta que dejó la crisis financiera del 2008, economistas, investigadores e intelectuales de todo origen y posición ven en la obra de Marx un referente.

El encubrimiento del trabajo explotado y del plusvalor detrás de las figuras “atractivas e inofensivas” del dinero o las mercancías en los escaparates es el mayor logro del capitalismo, la “normalización” de la propiedad privada (que en el fondo encubre un robo originario, como lo dijo también Proudhon) oculta el origen de la desigualdad. Después de leer El Capital queda una sensación rara, extraña. Es un libro que te demuestra que tu propia situación es la de un asalariado explotado, te enfrenta al dilema ético de la liberación o de la sumisión, te enfrenta a la verdad. Y depende de qué lado estés, lo amas o lo odias, pero indiferente jamás.


FUENTE: http://diariouno.pe/columna/el-capital-incomodo-legado/


Escrito por

Jorge Millones

Trovador y productor. Aficionado a la filosofía y las ciencias sociales.


Publicado en

Cascabel: Textos, imágenes y sonidos para el cambio.

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