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DEMOCRACIA CANDELA

“La piromanía política es la expresión del descalabro ético que resulta de la suma de la corrupción neoliberal y el extremismo izquierdista.”

POR JORGE MILLONES

Publicado: 2017-07-14


Desde que PPK asumió su gobierno muchos incendios vienen iluminando la barbarie de la sociedad peruana: trabajo esclavo, construcciones precarias, pésimos servicios de salud, mafias enquistadas en el Estado, autoridades corruptas e incompetentes, medios de comunicación que ante ciertos escándalos guardan sospechosos silencios. Y entre el humo negro que va dejando tanto incendio la gente va perdiendo de vista a quién se refieren las iniciales A.G. en el caso Odebrecht y las declaraciones del propio Marcelo Odebrecht que señalan directamente a Keiko Fujimori, pero cuando una democracia se incendia, esos hechos se “hacen humo”.

HOMO HOMINI LUPUS

Lo único que evita que se desate una guerra de todos contra todos, tanto en las altas esferas del poder como en el pueblo, es el juego democrático. Y las reglas del juego democrático expresan la correlación de fuerzas de determinado periodo histórico. En este periodo la correlación de fuerzas es favorable a un pequeño grupo de poder económico, a las fuerzas conservadoras y a la corrupción de alto vuelo. “El hombre es lobo del hombre”, sentencia latina que grafica bien los valores de la sociedad neoliberal.

La nueva etapa democrática que se inició con la caída del fujimorismo tenía dos promesas por cumplir: primero, desinfectar a la sociedad y al Estado de la corrupción que el neoliberalismo fujimorista había instituido. Segundo: orientar el crecimiento económico logrado hacia la justicia social. Ambas promesas han sido tristemente incumplidas aun cuando había todas las condiciones para realizarlas. Había dinero gracias al remate de las empresas estatales y los servicios públicos, había dinero gracias al boom internacional de la minería y una indignación ciudadana en ebullición con la que se pudo meter a la cárcel no sólo a algunos representantes del viejo fujimorismo, sino, a toda la clase política y sobre todo empresarial que le fue funcional.

Más bien, lo que hubo después del breve entusiasmo democrático que significó la caída del fujimorismo y el gobierno de Paniagua, fue una rearticulación del neoliberalismo a través de la alianza fujimorista-aprista, quienes han sido sin duda los más acérrimos defensores del modelo. Modelo que ha beneficiado a monopolios y oligopolios a través de lobbies (en los que PPK se ubica como uno de los más conspicuos y antiguos maestros), “negociazos” y “faenones” que expresan el aspecto delincuencial del modelo. La restitución de los poderes económicos que se beneficiaron con el fujimorismo se hicieron bajo el mandato de Toledo, García y Humala.

Inevitablemente, la profundización de la lógica neoliberal traería corrupción generalizada, no se puede seguir colonizando y exprimiendo una sociedad sin colisionar con el juego democrático y en el choque entre la lógica de las ganancias y la lógica de los derechos, salió perdiendo la segunda. La lógica neoliberal es corruptora y violenta, lo tiene que ser para poder seguir existiendo y la democracia resulta un obstáculo para el “crecimiento económico”. Así, la salud, el trabajo, la educación, la información y la seguridad como derechos, son un obstáculo, una traba, por eso hablan de “destrabar” proyectos de inversión. Por eso, existen casos de corrupción que buscan ocultarse de ministros, empresarios y presidentes, por eso, en los constantes incendios que venimos sufriendo se consumen no solo la vida de trabajadores esclavos, sino las evidencias de la propia corrupción.

El propio Vladimiro Montesinos es traído a la palestra a despacharse sobre Nadine Heredia y Ollanta Humala. Y es elogiado como un tipo brillante y “qué pena que sea delincuente”. En los audios y la correspondencia entre el “Doc” y Abimael Guzmán, se hace evidente que Montesinos sigue siendo una pieza clave en el fujimorismo, que no es cosa del pasado. Pidiéndole a Guzmán, líder de SL, que instruya a sus huestes a votar por Keiko Fujimori, que así podrían salir libre y “sellar por fin la paz”. Un escándalo que se pierde entre el humo de tanto incendio.

FUEGO Y JALONEO

La democracia peruana está en llamas gracias a los pirómanos políticos que no les importa que el Perú arda. Quieren ver arder al país y escabullirse entre el espesor de los humos para continuar con sus negocios, ya sea por lobbies o a través de proyectos de ley que debiliten la institucionalidad ambiental, laboral y derechos de la mujer.

El socavamiento al juego democrático es llevado a cabo no solo por los que defienden al modelo, sino también, por quienes ubicándose a la izquierda no tienen una propuesta seria para todo el país, atrincherados en su dogmatismo “ultrón” e ignorante descalifican a todos desde la cúspide de sus intransigencias y maximalismos, quieren la “revolución en cinco minutos” y les dicen a todos que “ellos tienen la varita mágica” para lograrlo. La ironía del narcisismo político izquierdista llega a tal nivel que, al no poder dialogar con otras fuerzas de izquierda, terminan siendo totalmente funcionales al neoliberalismo, pero ellos creen que son “consecuentes”.

Con la democracia en llamas ganan esos dos extremos. Los que por derecha continúan con sus “negociazos y faenones” con la plata de todos, y los que por izquierda “venden humo radical” para ubicarse delante de las luchas sociales usufructuando pequeñas cuotas de poder y en algunos casos los beneficios que otorga el Estado. No quieren gobernar, quieren que el Perú esté constantemente en crisis para así poder escalar y llegar al Congreso o a algún cargo, y desde ahí, sentarse cómodamente a ver como todo se quema mientras mantienen a salvo sus inmaculadas y “ultronas” reputaciones.

Ninguno de esos dos extremos cree en realidad en el juego democrático, lo juegan porque no tienen otra, pero cada vez que pueden burlan las reglas y juegan sucio. Para los que solo quieren hacer negocios y mantener sus privilegios, la democracia no tiene valor en sí misma, pues si la democracia deja de servirles no tienen ningún empacho en apoyar un golpe de Estado y proseguir sus actividades en dictadura. Para los que creen que la democracia es una “cosa burguesa” y el peor de los males, andan conspirando todo el tiempo contra ella y odian más a quienes luchan por más derechos desde las izquierdas que a sus propios “enemigos de clase”.

Mientras la democracia peruana arde y la jalonean desde los extremos, la gente sufre y muere. Es importante saber esto porque cuando lleguen las próximas elecciones se acercarán los mismos pirómanos al electorado y será importante saber diferenciar entre quienes quieren fortalecer y profundizar la democracia empoderando a la gente y quiénes quieren captar votos como leña para hacer arder sus esperanzas.


Escrito por

Jorge Millones

Trovador y productor. Aficionado a la filosofía y las ciencias sociales.


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Cascabel: Textos, imágenes y sonidos para el cambio.

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