LA HORMIGA Y LA CIGARRA
TRES VERSIONES DEL CUENTO
VERSIÓN CLÁSICA
La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. La cigarra piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano riendo, bailando y jugando. Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que le hace falta hasta la primavera. La cigarra tiritando, sin comida y sin cobijo, muere de frío.

VERSIÓN PERUANA DE HOY
La hormiga trabaja a brazo partido todo el verano bajo un calor aplastante. Construye su casa y se aprovisiona de víveres para el invierno. La cigarra, como es "rojete y caviar", piensa que la hormiga es tonta y se pasa el verano riendo, bailando y jugando. Cuando llega el invierno, la hormiga se refugia en su casita donde tiene todo lo que le hace falta hasta la primavera.
La cigarra apoyada por sus "oenegés caviares" y tiritando organiza una rueda de prensa en la que se pregunta por qué la hormiga tiene derecho a vivienda y comida cuando quiere, cuando hay otros, con menos suerte que ella, que tienen frío y hambre. La televisión organiza un programa en vivo en el que la cigarra sale pasando frío y calamidades y a la vez muestran extractos del vídeo de la hormiga bien calentita en su casa y con la mesa llena de comida.
Los peruanos se sorprenden de que en un país con crecimiento como el suyo dejen sufrir a la pobre cigarra mientras hay otros que viven en la abundancia. Las asociaciones contra la pobreza y de Derechos Humanos se manifiestan delante de la casa de la hormiga.
Los periodistas organizan una serie de artículos en los que cuestionan como la hormiga se ha enriquecido a espaldas de la cigarra e instan al gobierno a que aumente los impuestos de la hormiga de forma que estas puedan vivir mejor. Respondiendo a las encuestas de opinión, el gobierno elabora una ley sobre la igualdad económica y una ley con carácter retroactivo, anti-discriminación.
Los impuestos de la hormiga han aumentado y además le llega una multa porque no contrató a la cigarra como ayudante en verano. Las autoridades embargan la casa de la hormiga, ya que esta no tiene suficiente dinero para pagar la multa y los impuestos.
La hormiga se va de Perú y se instala con éxito en Suiza. donde sí respetan al inversionista.

hormiga exitosa
La televisión hace un reportaje donde sale la cigarra con sobrepeso, ya que se ha comido casi todo lo que había mucho antes de que llegue la primavera. La antigua casa de la hormiga se convierte en albergue social para cigarras y se deteriora ya que sus inquilinos no hacen nada para mantenerla en buen estado.
Al gobierno se le reprocha no poner los medios necesarios. Una comisión de investigación que costará 100 millones de soles se pone en marcha. Entretanto, la cigarra muere de una sobredosis. Los medios de comunicación comentan el fracaso del gobierno para intentar corregir el problema de las desigualdades sociales. La casa es ocupada por una banda de arañas inmigrantes. El gobierno se felicita por la diversidad cultural de Perú.
EL OTRO CUENTO (La cosa era más compleja)
Para empezar, diremos que en este cuento la pretendida Hormiga es en realidad una cruel cigarra disfrazada. Es una extraña cigarra disfrazada de hormiga, que busca que la identifiquen con cualidades que no tiene, es decir: el trabajo, la honradez y la previsión. Pero esta mala cigarra disfrazada de hormiga, es una tramposa y mentirosa. Para efectos de reconocerla bien, la llamaremos “Horgarra”.
Pues bien, empecemos.
En el mundo de los insectos, todos trabajan para vivir, y, no viven para trabajar, eso mantiene cierto equilibrio mental, y, sobre todo, cierto equilibrio ecológico. Hasta que un día algunas cigarras se dieron cuenta que se podría producir más riqueza haciendo trabajar más de la cuenta a otros insectos. Como las hormigas son muy buenas y confiadas, trabajaron más y más para las cigarras que se disfrazaron de hormigas, bajo el pretexto de que esas horgarras disfrazadas de hormigas eran más listas, más capaces y estaban mejor preparadas. Al poco tiempo esas cigarras disfrazadas de hormigas ya no necesitaron trabajar ya que sólo “administraban” y “dirigían” a las hormigas trabajadoras.
Pasó el tiempo y nadie recordaba porqué ese tipo de “hormigas” controlaban todo, nadie recordaba cómo habían logrado apoderarse de los centros de trabajo y la riqueza colectiva. Con los años, las horgarras no pudieron quitarse el disfraz de hormiga y se adaptaron a él. Mutaron, naciendo así una rarísima y fea especie: la “Horgarra”.

horgarras en su fase amable
Luego, las horgarras comenzaron a reproducirse y fue evidente que las crías horgarras nacían obviamente, con más ventajas que las crías hormigas. Mientras que la cría horgarra nace con todo garantizado para su crecimiento y desarrollo gracias a lo que acumularon sus padres con el trabajo de las hormigas, la cría hormiga debe trabajar por sí misma desde pequeña porque sólo tiene su capacidad de trabajo para vivir.

trabajando para las horgarras sin saberlo
Es prerrogativa de las horgarras contratar a las hormigas que deseen para seguir acumulando, escogiéndolas por tamaño, resistencia, peso y capacidad. La mayoría de las hormigas queda fuera, porque las horgarras prefieren pagarles a unos pocos y dejar a la mayoría de las hormigas desempleadas. Pues si una hormiga quiere ganar más, le dicen, “Cálmate que si no te vas. Total, ahí afuera, hay miles como tu que ya quisieran tu trabajo”.

no paran de trabajar y se consideran "afortunadas"
Las horgarras le vienen diciendo hace mucho a las hormigas que sólo la “competencia” entre ellas las hace mejores y así progresa el país. Por eso, las pobres hormigas se pisan entre ellas para lograr entrar al círculo de las horgarras. No se dan cuenta que cuando todos compiten, se anulan entre sí, no se dan cuenta que la cooperación mutua y solidaria siempre es mejor, ya que garantiza que, en el invierno, todos tengan un techo y comida equitativamente.

cándida abeja que cree en el desarrollo
Más tarde, las horgarras encontraron que las abejas eran igual de laboriosas y hasta más productivas que las hormigas. Lo malo para las horgarras era que no podían obligar a trabajar a las abejas igual que a las hormigas, pues las abejas son más orgullosas, además vuelan y son más fuertes. Entonces hicieron una alianza secreta con las avispas. Las avispas recibirían a cambio de reprimir y obligar a las abejas algo de lo que ganen las horgarras en general.

avispas POLICÍACAS y represoras
Hasta que un día una pequeña hormiga trabajadora, sin querer, descubrió que las horgarras no eran hormigas, ni siquiera eran cigarras, sino un tipo de degeneración mutante y monstruosa que sólo tenían un disfraz de hormiga. Al ver su verdadero rostro, vio también sus intenciones. Inmediatamente aquel descubrimiento se empezó a esparcir por el aire, por la tierra, por las plantas, por la vida entera. Todos comentaban el engaño, hormigas, abejas, libélulas, cigarras, mariposas, arañas, todos se pasaron la voz.

horgarra sin máscara
- ¡Todos estos años engañados! Decía un ciempiés.
- ¡Son monstruosas y se están acabando la selva y el bosque! Dijo una araña.
- ¿Qué haremos ahora? Dijo una hormiga, y, ahí empezó el problema.
Empezaron a organizarse asambleas de insectos por todas partes, a circular información. Se armaron larguísimos debates sobre el injusto trabajo de las hormigas y las abejas, sobre la pobre situación de las arañas tejedoras, sobre la esclavitud de los gorgojos y escarabajos. Decidieron establecer sus demandas y fueron con sus reclamos hasta el enorme nido de las horgarras.

todo empieza compartiendo la información
Gritando furiosos e indignados, marcharon todos los insectos hasta la puerta del gran nido de las horgarras. Las crías horgarras empezaron a asustarse, no sabían porqué pasaba todo esto, no sabían del antiguo crimen de sus abuelos y que seguían perpetuando sus padres. Sólo alguna de las crías (nunca falta un hippie en la familia) murmuró sabiamente:
- "La verdad ¡Cómo no nos van a odiar si las horgarras hemos estado viviendo todo este tiempo de su trabajo! Y encima, decirles que si son pobres es por su propia culpa, porque son flojos. Es un verdadero insulto".

todos a la marcha
Desesperadas, las horgarras llamaron inmediatamente a las avispas, a la fuerza reclutaron a las mansas tarántulas y con ellas armaron un poderoso ejército. Así, empezaron las avispas a picar a todo el mundo, lucharon muchas abejas que cayeron como héroes. Las hormigas treparon valientemente por el nido de las horgarras, pero unos alacranes traidores se encargaron de repelerlas. Al final, pudo más el miedo y la violencia. Muchas mariposas, cigarras, arañas, libélulas, hormigas y abejas quedaron en el suelo bañadas con el llanto de sus amigos y familiares.

algunas de las víctimas que no vlvieron a casa
Al cabo de todo, salió la horgarra madre, flanqueada por dos enormes avispas, a decir que esa lucha fue provocada por un extraño virus que se apoderó de algunos insectos. Insectos que están “poseídos” y “contaminados”, así que era necesario imponer el orden a la fuerza:
- ¡INSECTOS! ¡Vamos a extirpar de nuestra perfecta y armoniosa sociedad a estos insectos contaminados que quieren destruirles, que quieren robarles su trabajo!
Entonces, empezaron a encarcelar y a desaparecer a todos los insectos que alguna vez, vieron la cara real de las horgarras. Las hormigas y las abejas fueron las primeras, luego las libélulas y arañas, a los gorgojos y escarabajos les permitieron vivir, pero les aumentaron el trabajo. Y así, las represalias fueron brutales para todos los insectos. Incluso, las tiernas y luminosas luciérnagas, fueron torturadas sin haber participado del alzamiento. Esto provocó la indignación de los insectos en general, incluso de las avispas, a lo que la horgarra madre sentenció:
- ¡AQUÍ TODOS SON CULPABLES, SOBRE TODO LA LUZ!
Pronto se dieron cuenta de que era peligroso y poco rentable andar encarcelando a todos, pues era fácil quedarse sin trabajadores. Así que pusieron en marcha un plan que, consistía en que los insectos trabajasen para las horgarras por su propia cuenta y voluntad. Un plan de adormecimiento mental.
Obligaron a las bellas mariposas a bailar al son de la música de las talentosas cigarras. Mariposas y cigarras se dedicaron a calmar y apaciguar a los insectos. Se dedicaron a hacerlos olvidar todo lo que había pasado. No había nido al que no llegaran por las mañanas, una mariposa y una cigarra. Poco a poco, dejaron de hablar de justicia, de equidad, de amor y armonía. Y, sobre todo, ya nadie habló de las horgarras y su verdadero rostro.

proyecto de control mental
Y si alguno recordaba lo que pasó, en las noches era borrado literalmente por las avispas. Mientras tanto en cielo, los zancudos por la noche con sus zumbidos repetían sin cesar cánticos sobre lo felices que eran los insectos, que todo estaba bien, que el país de los insectos progresaba. Y cada zumbido era una idea sellada fuertemente en la cabeza de todos los insectos. Cada zumbido era también, la justificación de las desapariciones de algunos “insectos poseídos”, cada zumbido de los zancudos, paso a ser “La verdad” oficial, lo que todos debían pensar.

detenciones arbitrarias
Y así ocurrió, era raro ver por la calle a una luciérnaga, y, aunque las calles estaban llenas de hormigas hambrientas, abejas pobres y cigarras cantando en las esquinas, ya nadie se quejaba. Todos decían que estaban felices. Las arañas entrenadas en el arte de tejer, tejieron un parlamento para que los opositores pudieran gritar todo lo que quieran allí, pero para que nada cambiara.
Hasta que un día cumplió su “condena” una inocente luciérnaga. Indignada, una vez afuera, recordó todo aquello por lo que la encarcelaron, todo aquello por lo que la juzgaron sabiéndola inocente, sabía que le habían robado la vida, sabía que el mundo que hoy la recibía no era el mismo, ninguno de sus amigos estaba; sin nada que perder una noche, cuando los zancudos volaban por encima de las casas, allá arriba, sobre las cabezas, todos vieron una gran luz en el cielo que gritaba:
- ¡Es mentira, son horgarras, son horgarras! ¡No les crean son horgarras!

valiente inspiración de luciérnaga
Inmediatamente, muchos recordaron, salieron a las calles a ver cuál era la luz que había opacado a los zancudos, unos minutos duró en el aire aquella luz de la luciérnaga, no pasó mucho rato para que las avispas la borren. Pero a la noche siguiente, las avispas notaban, que allí abajo, en las casas, se escuchaban poderosos cuchicheos y zumbidos mucho mayores que el de los zancudos.
- ¿Y ese zumbido?
- No te preocupes. Deben estar soñando – Se decían las avispas.
Sueñan pues que algún día todo sea como antes, como antes de las horgarras. Sueñan el día en que todos los insectos vivan de su trabajo, sin máscaras ni disfraces, sueñan el día en que las cigarras no sean las únicas que se dediquen al arte y al canto, que no se prostituya más a las mariposas, que los zancudos no tengan que desperdigar más mentiras en la noche, que las avispas no tengan que vivir de la violencia, y que por fin, las pobres y laboriosas hormigas tengan días libres para descansar patas arriba haciendo lo que les venga en gana.
Sueñan el día en que cigarras, hormigas, mariposas y demás insectos, puedan afrontar el invierno con justicia, para eso, saben que deben estar juntos y apoyarse. Para eso, saben que primero deben desaparecer todas las horgarras del mundo.

sí se puede