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FUJIMORI STYLE, FOREVER

El legado del 5 de abril

Publicado: 2017-04-09

“¡Óyeme, te tuiteo desde la prisión!”. Y lanzó su twitt el delincuente Fujimori diciendo que él es el “arquitecto” de esta democracia y tiene toda la razón. Para lograr el sistema que hoy tenemos tuvo que “romper huevos” (como dice él), disolver el Congreso, utilizar a su favor al terrorismo (Abimael Guzmán lo pudieron haber atrapado antes del golpe), persecuciones, torturas, ejecuciones, desaparición de personas, secuestros, despidos masivos, “fujishocks” que nos empobrecieron en un día. Allanamiento de medios de comunicación y posterior compra de línea editorial, construcción de un aparato estatal corrupto que le garantizara impunidad y celeridad en sus “negocios”. Creación de la “prensa y televisión basura”, oscuras privatizaciones, monopolios y concesiones previa negociación en la “salita del SIN” y un largo y vergonzoso etcétera consagrado en la “constitución” de 1993. 

Tanto ha batido el fujimorismo los huevos que nos rompió Alberto en estos 25 años de “crecimiento económico”, que hoy somos testigos del más alto “punto de nieve” de un sistema corrupto, inmoral, cínico y destructivo: el caso Odebrecht es la punta de la madeja. Cómo será de inútil este sistema para las grandes mayorías, que cuando realmente se lo necesita, no sirve para nada. La salud pública es un desastre, la Educación un negocio perverso, el sistema de vivienda no existe y cuando hay “desastres naturales”, recién la gente se da cuenta de lo agrio que había resultado ser este “suspiro a la limeña” del fujimorismo.

El sistema fujimorista

Durante la década infame del fujimorismo Poder Judicial, Ministerio Público y Contraloría estaban a favor de la corrupción, garantizaban impunidad y se utilizaban para atacar adversarios. ¿Podemos decir que hoy es diferente? Durante el fujimorismo las reformas constitucionales favorecían injustamente a las empresas transnacionales a través de “contratos-ley” y sus posteriores “adendas”, se empiezan a “institucionalizar” los lobbies y las “puertas giratorias” (cuando ejecutivos de grandes empresas acaban de ministros gracias a sus amigotes del gobierno), se generaron monopolios como los de Telefónica y la SUNAT se caracterizó por su generosidad tributaria con esas empresas. ¿Podemos decir tajantemente que hoy es diferente?

Durante la cleptocracia se cambiaron las leyes para incentivar Universidades con fines de lucro, se pauperizó la educación pública para beneficiar los negocios privados; el Sistema de Salud empezó a ser desmantelado para engordar services médicos, clínicas privadas y proliferaron los “negociazos” como el de Moreno. ¿Algo ha cambiado o más bien se ha profundizado esa lógica perversa de aprovecharse de la necesidad de la gente?

Política Fujimorista

El fujimorismo instituyó un nuevo estilo de hacer política: el del pragmatismo sin límites, el trasnfuguismo como forma de vida política. ¿Aquella desgracia que nos ocurrió en los noventas ha terminado o seguimos viendo congresistas y políticos tránsfugas? ¡Ahora es peor! Porque lo hacen a vista y paciencia de la opinión pública, ya no se venden en las trastiendas de Montesinos, ahora ellos mismos son los que se ofertan.

Este “estilo” fujimorista de hacer política es más bien un modus operandi generalizado. Lo vimos en todos aquellos partidos que agacharon la cabeza frente a la “constitución” neoliberal del 93, todos los gobiernos que administraron la “democracia de huevos rotos” de Alberto terminaron siendo igualmente corruptos, el “rey Midas” de la corrupción es Fujimori, todo lo que toca lo corrompe y quien continua sus pasos se corrompe. Porque la principal característica del “Fujimori style” es la inmoralidad, la falta total de escrúpulos y el efecto que eso ha venido causando en la sociedad peruana es nefasto. La ya clásica corrupción estructural que nuestro país ostentaba se ha articulado a un modo de corrupción sin parangón en la historia, corrupción desde las alturas del poder económico, corrupción sofisticada, de “guante blanco”, de tecnócratas. Un tipo corrupción corrosiva que destruye no solo la institucionalidad del Estado, sino, que envilece a la sociedad en su conjunto, una corrupción acelerada, agresiva y contagiosa. El fujimorismo nos ha legado lo más parecido a una metástasis social.

Ha logrado una metamorfosis ética en el país, a tal punto que sus herederos de otras tiendas políticas (ahí tenemos al popular “perro del hortelano”, al “roba, pero hace obras”, entre otros cacos de menor jerarquía, pero no menos dañinos) han sido respaldados por el voto (no diré popular para no ensuciar la palabra Pueblo) de gente infectada por las miasmas corrosivas del fujimorismo.

Cultura fujimorista

¿Y si saben que son delincuentes de saco y corbata por qué los eligen? Porque a nadie se le ocurrió abolir los asquerosos dispositivos de control social que el fujimorismo impuso a partir del golpe de hace 25 años. La estructura morbosa y corrupta que se instaló en los medios no fue desmantelada, los “ventiladores” montesinistas continuaron encendidos, pero ya no en la salita del SIN, sino, a través de contratos de publicidad y auspicios, todo bien “legal”. Al calor del “crecimiento corrupto”, muchos se refrescaron y refrescan con esos “ventiladores” que continúan destruyendo honras, embruteciendo al público y mintiendo diariamente. Es más, las viejas y viejos operadores mediáticos del fujimorismo (no los llamaré periodistas) volvieron y se reciclaron como grandes y respetables “analistas o comunicadores” dando cátedra y pontificando, agradeciendo la pésima memoria del pueblo peruano.

Desde el ingeniero que “mete uña” en la obra, hasta el albañil que se guarda fierro y cemento, desde el policía coimero, hasta el consagrado “diezmo” de toda licitación con el Estado, todo se pudrió. Desde el alto funcionario que sobrevalora el costo de una obra, hasta el guachimán que trafica influencias, de arriba abajo, todo se pudrió. Ahora es mal visto el periodista imparcial, el policía honesto, el programa cultural, el funcionario que hace una denuncia, quien protesta contra una obra inútil, quien exige planificación. Incluso muchos de los que estuvieron contra Fujimori, fueron “trabajados al miedo” y temerosos de perder sus privilegios o lo poco que ganaron, ahora apoyan al fujimorismo.

Demócrata de la DIROES

La ética sirve para que no nos convirtamos en monstruos, para que la vida se preserve, para respetar a los demás y que los demás nos respeten. El factor ético no es un púlpito desde donde uno señala quién es bueno y quién es malo desde su particular juicio moral, la ética es un conjunto de reglas mínimas de convivencia colectiva que nos permiten seguir viviendo juntos. Es la vigilancia del pacto social que nos funda como sociedad, como país. Si eso se rompe cualquiera puede hacer lo que le venga en gana generando un desgraciado “efecto dominó” en la sociedad. El fujimorismo ha roto ese pacto generando “adiáfora”, ése fenómeno que pone a la gente por fuera de cualquier norma moral o remordimiento alguno, se sienten libres de hacer lo que deseen con el poder. Por eso es que su bancada actúa como si el reo Alberto estuviese libre, por eso a veces parece que el arquitecto de esta “democracia de huevos rotos” gobernara desde su suite de la DIROES.

(Fuente: http://diariouno.pe/columna/fujimori-style-forever/)



Escrito por

Jorge Millones

Trovador y productor. Aficionado a la filosofía y las ciencias sociales.


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