#ElPerúQueQueremos

Foto: Agencia Andina

HERMANOS DE FUEGO

“Cuando un amigo se va se queda un árbol caído que ya no vuelve a brotar porque el viento lo ha vencido. Cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo” (Alberto Cortez)

Jorge Millones

Publicado: 2016-10-23

Cuando el nombre de un héroe se hace conocido, es que ha muerto. Y eso es lo que nadie desea, sobre todo la familia y la gente que los quiere. Nosotros que, sin haberlos conocido, jamás los olvidaremos. Nos toca nombrarlos: Alonso Salas Chanduví, Raúl Lee Torres y Eduardo Jiménez Soriano. Tres héroes peruanos del Cuerpo de Bomberos de la Compañía Roma 2 caídos víctimas del desborde del fuego, la irresponsabilidad y un crónico abandono. 

El “extraño” incendio de una fábrica de zapatos en el Agustino redujo también a cenizas un almacén del MINSA en plenas investigaciones sobre corrupción en el sector salud. Y cenizas son también las esperanzas de encontrar alguna evidencia que aclare el caso que se le sigue a Carlos Moreno por traficar con el dolor y la salud de muchas familias.

foto: el trome

El valor de una vida

Las conmovedoras escenas de abrazos, llanto y despedida en medio del ulular de las sirenas hicieron emerger dolorosamente el rostro de hombres y mujeres anónimos que están dispuestos a dar la vida para salvar la vida de gente que no conocen. No se preguntan a quiénes tienen que salvar, ni de dónde vienen, ni de qué color son, ni cuál es su condición social o qué ideas defienden. Para los bomberos una vida humana vale por sí misma y quizás porque la arriesgan cotidianamente, y no siempre tienen éxito salvándonos, es que conocen a profundidad el dolor del prójimo al perder un familiar, o el agradecimiento eterno cuando logran salvar la vida de un hijo, una esposa o un hermano. ¡Tanto tenemos que agradecerles y tan poco hacemos por ellos!

Entre ellos se suelen llamar “Hermanos de Fuego”, comparten una camaradería que ningún otro oficio tiene, son como caballeros, pero desarmados, cuya cruzada es contra la muerte. Para ser bombero hay que tener un temple especial, un sentido de la aventura tan grande como su altruismo y una fraternidad a toda prueba. Como ellos mismos lo dicen, son una familia.

Héroes

En medio de la mezquindad y el pillaje en el Perú, tanto en el Estado como en el sector privado, justo cuando uno está a punto de decir que el país no tiene remedio, aparecen los héroes y heroínas para no permitir que nos coma la desesperanza, para evitar que abandonemos la cancha, para evitar que tiremos la toalla. Y cuando mueren los héroes, al país le ronca el pecho y empieza a rugir y es cuando los corruptos se meten asustados a sus madrigueras esperando “pasar piola” porque saben lo que se les viene.

En estos momentos el Perú es una olla de presión a punto de reventar: un campesino muerto en Las Bambas y tres bomberos caídos en medio de una indignante retahíla de casos de corrupción es para samaquear a cualquiera. Y en este infame incendio se nos fue lo mejor que tenemos entre misteriosas llamas cuyo origen está aún por esclarecer, pero no cabe duda que fueron flamas muy “pertinentes” para aquellos que pueden ser investigados.

La heroica bomba italiana

La heroica Compañía Italiana de Bomberos Voluntarios Roma 2 del Cercado de Lima fue fundada en 1866, año del intento de la reconquista española de las nuevas repúblicas del Pacífico Sur. Ahí estuvieron los primeros bomberos italo-peruanos para sofocar los incendios del bombardeo español e inaugurando una tradición de honor y servicio que se puso de manifiesto también en la ocupación chilena de Lima durante la guerra del Salitre en aquel aciago 1881 cuando en Chorrillos trece bomberos italianos fueron fusilados por los chilenos al tratar de apagar los incendios provocados por sus tropas.

La “Pompieri”, como le llaman cariñosamente los bomberos a la compañía Roma desde antaño, es la segunda compañía más antigua del Perú y la primera en Lima. Se ubica en el antiguo edificio patrimonial del Jirón Junín frente al Congreso y al lado del edificio de la antigua Inquisición, institución colonial que, paradójicamente, más bien prendía fuego como medio de castigo.

BOmberos COMPAÑÍA garibaldi

Guardianes del fuego

La inquietante y estupenda novela distópica de Ray Bradbury “Farenheit 451” (que es el grado en el que arde el papel) nos habla de un mundo en donde está prohibido leer y las fuerzas que guardan ese absurdo y cruel mandato son los bomberos, a los bomberos le corresponde quemar los libros. Pero en esta distopía hay un homenaje implícito a los bomberos, pues para crear a los villanos terribles de esta historia, era necesario invertir el rol y la imagen de aquellas personas que son más bien muy queridas por la sociedad: los bomberos. Solo en una pesadilla como la que narra magistralmente Bradbury los bomberos pueden ser los malos.

El fuego es un elemento sagrado desde la antigüedad. Se lo robamos a los dioses con ayuda de Prometeo, nos defendimos de las fieras gracias al fuego, prolongamos las horas de vigilia gracias al fuego, nos alejamos de nuestra animalidad y construimos civilizaciones gracias al fuego. La guerra adquirió otro nivel de destrucción gracias al fuego y aunque tiene un lado creador, de fragua casi poética, también tiene un lado destructivo. ¡Cuántas historias no se han contado alrededor del fuego y cuántas se han escrito con la luz de una vela! Pero el fuego en el fondo, siempre ha sido un elemento que no podemos controlar, que no podemos dejar de vigilar, porque su poder destructor es enorme.

El fuego se ha llevado vidas, bosques, ciudades enteras y memorias. Por eso, la hermandad de los bomberos es en realidad una Orden que nos protege del fuego, son los guardianes del fuego, los que mantienen el límite, los que garantizan que siga siendo un fuego creador y no destructor. Por eso, cuando un bombero cae, nos recuerda que el fuego es también una bestia que jamás lograremos domesticar del todo.

Fuegos ancestrales

Nusku para los sumerios, Zhu Rong para los chinos, Huehueteótl para los aztecas y mesoamericanos, Vulcano para los romanos, Kagutsuchi para los japoneses, Hefesto para los griegos, Huallallo Carhuincho para los quechuas, en fin. En todas las culturas ha habido un dios del fuego que nos remite a ese miedo atávico, a esa prudencia y respeto ancestral que tenemos por el fuego. La teoría de Flogisto fue la primera en secularizar y enfrentar racionalmente al fuego, la ciencia lo desnudó, lo descompuso y la tecnología nos los trae como un hecho cotidiano y banal. Pero todavía le tenemos cierto respeto y para resguardarnos del fuego y sus impredecibles desastres, están los bomberos preparados y dispuestos a todo.

A los guardianes del fuego, nuestra admiración y agradecimiento eternos.

(Fuente: http://diariouno.pe/2016/10/23/hermanos-de-fuego/)


Escrito por

Jorge Millones

Trovador y productor. Aficionado a la filosofía y las ciencias sociales.


Publicado en

Cascabel: Textos, imágenes y sonidos para el cambio.

Blog para compartir reflexiones que acicateen el pensamiento crítico y circular información solidaria e inflamable.