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EL JUEGO ES COSA SERIA

El Homo Ludens colonizado

Publicado: 2016-08-28


Se han ido un sinfín de juegos que nos esperaban en las tardes de niñez: “San Miguel”, “la chapada”, “las escondidas”, “siete pecados”, “canga”, “canicas”, “trompo”, “matachola”, "matagente", etc...

En la ciudad, entre la inseguridad y la incesante construcción de edificios, se han ido eliminado poco a poco espacios para ese tipo de juegos. Hoy los juegos son individualistas y atados a algún adminículo tecnológico.

Los de antes eran juegos colectivos, con mucha actividad física, expansivos y bullangueros. Era imposible imaginar a alguien en un rincón solito con su juguete sin compartirlo, lo divertido era gritar, correr, soñar juntos y sentir esa libertad que solo sienten los niños cuando corren juntos.

Nunca más en mi vida he vuelto a sentir lo que es la libertad: correr, gritar, el viento en la cara, sintiendo a los demás en mí, con la seguridad de que nada me pasaría, tomando agua de una manguera y abrazando al perro de la collera. Siempre he creído que esa es la libertad y es triste que mis hijos y todos los niños no lo puedan sentir porque en nuestro país se juegan otras cosas macabras que convierten en sicarios a quienes debieran estar jugando a la pelota.

“POKEMONES”

No estoy en contra de que se juegue a cazar “pokemones” o cosas similares, cada época tiene sus peculiaridades y nada permanece quieto, pero sí preocupa que hoy los juegos conduzcan más a la inmovilidad física y mental, al aislamiento y a la pérdida de toda habilidad social para construir vínculos afectivos.

Los videojuegos más exitosos son los que tienen como eje la violencia y el machismo; la “televisión basura” “sexualiza” los juegos todos los días y la capacidad de jugar se va separando de la libertad colectiva que mencionábamos arriba. ¿Cómo sentirán la libertad a través del juego los niños y los jóvenes de hoy?

Aprendemos jugando, interiorizamos las reglas del mundo jugando e imitando; respondiendo el típico “qué queremos ser de grandes”, echamos a andar el combustible del juego: la imaginación, y con ella, nos proyectamos en mundos imaginarios pero imprescindibles para los niños y para los adultos también, pues ahí radica esa necesidad de utopía que alberga la esperanza de un mundo mejor. Pero también jugamos a matar e imitamos a nuestros mayores con todos sus odios y repugnancias, aprendemos a odiar y como jugando también se puede cometer un crimen.

CONSTRUCTO LÚDICO

El juego es algo muy serio. Para Johan Huzinga autor del célebre Homo Ludens “sin cierto desarrollo de una actitud lúdica, ninguna cultura es posible”, y es que el universo humano está construido en base al juego: el lenguaje es un complejo constructo lúdico, la tecnología, también.

En todo lo que se requiera un mínimo de orden, siempre habrá alguien imaginando y estableciendo ése orden, las reglas de juego. Las leyes, los roles sociales, la política, la economía, la guerra y hasta el amor (¿se acuerdan de la “botella borracha”?) son juegos complejos y antiguos que tienen sus reglas construidas a lo largo de la Historia y definen nuestro papel.

A veces elegimos y otras nos toca asumir un rol en el juego, y se espera de nosotros, “buena fe”, “fairplay” para respetar las reglas del juego. Por eso, es tan aborrecible el “tramposo”, “el corrupto” y aquel que viole no solo las reglas del juego, sino, el espíritu mismo del juego.

SE JUEGAN LA VIDA

Hoy el ámbito lúdico está lleno de mercancías, es imposible divertirse si no compras el juguete del anuncio en el centro comercial de moda. Para jugar debes estar conectado a internet, poseer un Smartphone y aplicaciones que te permitan entrar en la burbuja. El juego ha sido colonizado por la lógica economicista, no solo por la industrialización, digitalización y consumo exacerbado del juego, sino también, por los “juegos para grandes”, desde los casinos hasta las prácticas especuladoras del mundo financiero, son grandes juegos económicos con un alto riesgo y en cuyos resultados se juegan la vida millones de personas.

El juego no solo es necesario para los niños, no solo tiene una función psicológica en la formación de la personalidad, como hemos visto, todo lo hemos ordenado en base a juegos. El juego es una cosa tan seria que no debiéramos dejárselo únicamente a las corporaciones y al empresariado, es también un derecho social, cultural y compete también al ámbito público. El juego debe ser emancipado para poder encontrar por lo menos, cuando juguemos, algo de emancipación.


(Fuente: http://diariouno.pe/2016/08/28/el-juego-es-cosa-seria/)


Escrito por

Jorge Millones

Trovador y productor. Aficionado a la filosofía y las ciencias sociales.


Publicado en

Cascabel: Textos, imágenes y sonidos para el cambio.

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