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Valdelomar, Mariátegui y ruskaya

EFECTIVAMENTE, EL PERÚ FUE EL PALAIS CONCERT

Los cien años de Colónida

Publicado: 2016-08-07


Lima, 1916. Cruce de Emancipación con Jirón de la Unión: “Ahí vienen Valdelomar y sus amigos” decían los mozos del célebre Palais Concert, templo de la bohemia limeña, al ver llegar a los Colónida. Jóvenes que cultivaban la literatura, el periodismo, la polémica y, sobre todo, el arte de la amistad.

Entre tragos, confites, tabaco y la música de un grupo de señoritas se podían ver las juveniles figuras de Abraham Valdelomar, Pablo Abril de Vivero, Augusto Aguirre, Hernán Bellido, Enrique Carrillo, Alfredo González Prada (hijo de don Manuel), Félix del Valle, Antonio Garland, Percy Gibson, Federico More, Alberto Ulloa y de Juan Croniqueur, seudónimo del “cojito” Mariátegui, como lo llamaban sus amigos; y salvo este jovencito Mariátegui, que tomaba gaseosas, todos los demás le daban fuerte al trago.

Este año se cumple un siglo desde que se juntaran en Lima estos jóvenes a darle vida a la bohemia y al movimiento Colónida, que fue un movimiento y también una revista. La revista solo tuvo 4 números y articuló a una generación de escritores que, por afinidades personales, intelectuales y una búsqueda común se juntaron durante los primeros años del siglo XX.

Aunque no hubo la conciencia de estar formando un movimiento, porque eso siempre se descubre con la perspectiva de los años, sí existía, como apunta Mariátegui, “una actitud, un estado de ánimo”, un talante común que es articulado por el liderazgo de Abraham Valdelomar, encausado por la revista Colónida y consagrado con la publicación de “Las voces múltiples” (1916) poemario antológico del movimiento.

PROVINCIANOS

Colónida estaba integrada básicamente por jóvenes escritores de provincia afincados en Lima y todos, de alguna manera, estaban ligados al periodismo. La impronta de sus tierras se siente no solo en sus obras sino en la actitud beligerante que tenían hacia la aristocracia limeña de su tiempo, irrumpiendo en medio de la huachafería formalista, colonial y academicista de literatura peruana de esos años.

Una generación maravillosa la de comienzos del siglo XX y una importante bisagra generacional y cultural, donde destacaron Valdelomar y Mariátegui, ambos grandes amigos con vidas intensamente productivas y muertes demasiado tempranas.

Valdelomar, gran motor cultural de su tiempo, fue narrador, poeta, periodista, ilustrador, caricaturista, activista en su momento, histriónico y mordaz. Con él, el periodismo da un salto cualitativo al acercar la crónica periodística a la literatura, como bien apunta Juan Gargurevich, “estuvo a la altura de lo que se conoce como nuevo periodismo”.

LOS QUE FUERON

En Colónida destacaron el escritor y periodista Félix del Valle, amigo y paisano de Valdelomar. Enrique Carillo (Cabotín) también escritor, periodista y diplomático. Desde Puno llegó Federico More, poeta, ensayista y periodista, Valdelomar lo introduce en el mundo de las letras de Lima y fue el director del último número de la revista. El escritor autodidacta arequipeño Percy Gibson, padre de la periodista Doris Gibson fundadora de la revista Caretas; fue un poeta con una búsqueda constante por asir lo popular. Quedaría inmortalizado su rostro en un retrato de la propia mano de Valdelomar para el número 3 de la revista Cólonida.

El escritor y periodista arequipeño Augusto Aguirre, amigo íntimo de Valdelomar y autor de la novela “Pueblo del Sol” ambientada en la época incaica, para lo cual tuvo que zambullirse en libros de historia y arqueología.

Y hay amistades que necesitan trompeadera previa, como Valdelomar y el joven abogado y escritor sanmarquino Alberto Ulloa, se batieron a duelo a espadazo limpio. Luego serían grandes amigos y hasta Ulloa prologaría “El Caballero Carmelo”, el libro más célebre de Valdelomar. Cercano al movimiento estuvo también el promotor cultural y poeta Pablo Abril de Vivero, hermano del poeta Xavier Abril y gran amigo de Vallejo.

IRONÍAS PARA EL INICIO

La noche se iniciaba con ellos llegando al Palais Concert. Arrancaban con ironías y tomaduras de pelo, el resúmen de noticias como buenos cronistas que eran, luego era obligatorio despacharse sobre las publicaciones y crónicas ajenas, entre risas se burlaban de los adversarios que incluso podían estar en otras mesas. Infaltables las discusiones políticas con el mismo espíritu crítico y burlón que compartían como generación.

Salvo al viejo Gonzáles Prada, su mentor, no respetaban a nadie. Y luego, el duelo de versos y poemas. Las bromas de grueso calibre llegaban al final y los que resistían la seguían en algún cuchitril o huarique del Centro de Lima, pero ya con malas compañías que, según Sabina, suelen ser las mejores.

Un siglo de la movida del Colónida y con ellos se inaugura quizás esa tradición limeña de pequeños movimientos literarios, artísticos o musicales que irrumpen estruendosamente y cuyos ecos se quedan para siempre.

A ESA HORA ESTÁ CERRADO

Lima, 2016. Voy de madrugada por el Jirón de la Unión y me detengo delante del Palais Concert, hoy día es una tienda por departamentos, pero a esa hora está cerrado. Y me parece ver salir a los Colónida abrazados y gritando contra el civilismo; al gran Valdelomar con su dedo dibujando en el aire quién sabe qué nostalgias; al “cojito” Mariátegui sonriendo sin saber que con su corta pero intensa vida cambiará el Perú para siempre; a Nicolás Yerovi creador de “Monos y Monadas” por donde también pasó Valdelomar. Todos soñando con ser protagonistas de un gran cambio en el Perú.

Le atribuyen a Valdelomar la frase: “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert, soy yo”. Y aunque suena pretenciosa, me digo que es verdad, porque mil veces prefiero que el Perú sea el Palais Concert, Valdelomar y sus amigos, que el enorme hueco de esterilidad creativa, mediocridad egoísta y cínica que nos dejaron un siglo de traiciones y mezquindades.

Hoy celebramos el espíritu rebelde de Colónida, porque todos somos el Palais Concert y todos debiéramos ser como Valdelomar.

(Fuente: Diario UNO 7-agosto- 2016)


Escrito por

Jorge Millones

Trovador y productor. Aficionado a la filosofía y las ciencias sociales.


Publicado en

Cascabel: Textos, imágenes y sonidos para el cambio.

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