#ElPerúQueQueremos

EL USO FUJIMORISTA DEL ESTIGMA

De Montesinos a Becerril

Publicado: 2016-07-25


La “opinión” y el “sentido común” lamentablemente se mueven dentro de prejuicios, generalizaciones y estereotipos. “Las mujeres a la cocina”, “a los serranos no les llega oxígeno al cerebro”, “los negros solo sirven para bailar”, “las charapas son ardientes”, “este país solo respeta la mano dura”, son expresiones que responden a ese tipo de prejuicios y estereotipos que se han sedimentado en nuestra mentalidad como capas ideológicas desde la colonia.

Las generalizaciones y prejuicios son normales en una sociedad, responden a sus peculiares conflictos internos, a heridas abiertas y siempre es bueno criticarlas y desmenuzarlas para hacerlas visibles, reflexionar sobre nosotros mismos y mejorar como sociedad. Pero hoy tenemos un proceso de descomposición moral sin precedentes que se expresa en la aceptación de disvalores que ven con buenos ojos el crimen y la corrupción: “macho que se respeta le pega a su mujer”, “roba, pero hace obras”, “haz patria y mata un maricón”, “mándale la moto y se acabó”, “para qué se ponen minifalda, pues”.

EL LÍMITE

La valoración positiva del crimen y el delito es el último límite al que hemos llegado. Antes el crimen y el delito eran estigmatizados, es decir, había un señalamiento y una censura de parte de la sociedad. Hoy es al revés, el que no roba pudiéndolo hacer es un “cojudo” y en política el factor ético ha sido expectorado quedando solo un juego sin escrúpulos por el poder.

Este proceso de descomposición es alentado además por un tipo de economía de consumo exacerbado, de un egoísmo antiético, de desprecio por aquello que no produzca ganancias y de desprotección total del ciudadano.

Las sociedades usan el estigma para señalar lo que consideran malo y no pueden castigar efectivamente; a veces, el estigma es justo o injusto, pero existe. El sociólogo norteamericano Erving Gofman (“Estigma”, 1963) lo define como: “Una condición, atributo, rasgo o comportamiento que hace que su portador sea incluido en una categoría social con una valoración negativa, culturalmente inaceptables o inferiores”.

ESTIGMATIZABLES

Hay comportamientos ciertamente estigmatizables como el genocidio, los crímenes de odio, las violaciones, la corrupción, el terrorismo, la discriminación, la expresión sangrienta de ciertas psicopatías, etc.

Tenemos en nuestro país muchos casos en donde se señala merecidamente a ciertos personajes por acciones deleznables, pero también vemos que se usa este mecanismo de sanción social para estigmatizar al adversario, destruir su imagen y su credibilidad.

Eso hizo Vladimiro Montesinos y hace hoy el fujimorismo, hacen un uso político del estigma, mienten y calumnian para estigmatizar a aquellos que les señalen sus vínculos con la corrupción y el narcotráfico, que los tienen probadamente, basta hurgar en el Ministerio Público y en el Poder Judicial.

SEMBRAR EL TERROR

¿Es justo que se estigmaticen los coches-bomba, ajusticiamientos, secuestros, asesinatos selectivos y en masa? Por supuesto que sí, eso es el terrorismo, una metodología criminal que busca sembrar el terror entre la población para quebrar las instituciones y tomar el poder.

Esas fueron las acciones de Sendero Luminoso y el MRTA hace 20 años con un discurso de izquierda, pero no es justo estigmatizar a toda la izquierda por el accionar de dos organizaciones que rompieron las reglas del juego democrático.

El fujimorismo también las rompió y a pesar de sus probadas (repito, probadas) violaciones a los Derechos Humanos y el despliegue de una estructura criminal y corrupta sin parangón en la historia del Perú, se ofenden cuando les señalan su bien ganado estigma.

LOS FASCISMOS

El uso político del estigma es una característica de los fascismos, deshumanizan al adversario, lo convierten ante la opinión pública (previamente asustada) en un monstruo, en una “cosa sin derechos”. Así, se instala en el sentido común el estigma, el paso siguiente es criminalizar legalmente al estigmatizado, luego viene el encierro y su ejecución.

Los campos de concentración nazi eran espacios creados jurídica y legalmente (porque el papel aguanta todo) para albergar a gente que había sido despojada de toda condición humana, no tenían derechos, ni patria, ni ciudadanía y densamente estigmatizados a través de años de propaganda. Habían comunistas, socialistas, socialdemócratas, homosexuales, gitanos y judíos. Todos ellos perdieron su condición de humanos, de pares y por ende, podían hacer con ellos cualquier cosa.

PURO ODIO

El fujimorismo es un proyecto fascista, detrás de su voluntad estigmatizadora se oculta el odio hacia la mujer que lucha por su cuerpo, por la comunidad LGTBQ y sus derechos, por los trabajadores, los campesinos, los indígenas, los estudiantes y por la izquierda.

Todos somos estigmatizados por ellos y ciertos medios de comunicación afines como “maricones”, “indios ignorantes”, “revoltosos”, “terrucos”, “mal vestidos”, “apestosos”. Y esta estigmatización no es reciente empezó el 5 de abril de 1992 y fue mediante el control de los medios, por eso es peligrosa la concentración, el oligopolio. La libertad de expresión e información son un derecho humano y debe haber equilibrios.

De haber ganado el fujimorismo las elecciones ¿Cree usted que se hubiesen contentado con solo estigmatizar a sus oponentes? No lo creo.


(Fuente: DIARIO UNO / 24-7-2016)


Escrito por

Jorge Millones

Trovador y productor. Aficionado a la filosofía y las ciencias sociales.


Publicado en

Cascabel: Textos, imágenes y sonidos para el cambio.

Blog para compartir reflexiones que acicateen el pensamiento crítico y circular información solidaria e inflamable.